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martes, 30 de noviembre de 2010

¿Otaku? ¿Otakillo? … ¿Akibakei?

Fuente: Lady Otaku



Desde que inicié la aventura de Lady Otaku, siempre he querido postear sobre qué es ser un otaku. Sin embargo, pese a las múltiples teorías que circulan en mi cabeza, es difícil dar una respuesta clara. Así que tras el post de LiNSo en Technovida, he decido esbozar algunas idea al respecto. Quizá entre todos (juntos) podamos tener una idea clara de qué es ser un otaku, sobre todo en el Perú.
Cosplayers
Cosplayers (Lady Otaku)

Antes de ver el significado de Otaku en las Tierras del Inca, veamos qué ocurre en Japón, lugar de donde proviene el vocablo. Pues Otaku, viene de “casa”. Es más, si llamas por teléfono a una vivienda y preguntas por alguien, utilizas el término otaku para ello.

Con el tiempo, la palabra otaku fue cada vez más utilizada para referirse a los fanáticos de algo: videojuegos, armas, música, y por supuesto, en mayor número “manga y anime”. La palabra adquirió también una connotación negativa con un sonado caso de un pedófilo que atacó a una niña japonesa, y al que se le halló anime hentai en su casa. Hace un par de años incluso salió a la prensa el caso de un “otaku asesino”.

Sin embargo, los otakus se vieron, en cierta forma reivindicados con “Densha Otoko”, el caso de un otaku por sus cuatro costados con dificultades para relacionarse con una mujer “normal” que le gustaba. La simpatía del personaje trascendió fronteras y permitió darle una “mirada humana” al caso de los fans de la animación japonesa. Aunque probablemente el ejemplo más clásico de un otaku sea dado por Gainax con “Otaku No Video”.

Foto:Dannychoo.com

Actualmente, se utiliza el término “Hikikomori” para referirse a aquellas personas que no salen para nada de sus viviendas, un problema propio de la sociedad japonesa. Y ahora en Japón, también se utiliza el término “Akibakei”, para referirse a las personas que pasan por Akihabara, el point del anime, videojuegos y sobre todo electrodomésticos en Tokyo.

No está de más aclarar, que el sentido negativo de la palabra sigue latente en la sociedad japonesa, aunque muchos, desde artistas hasta políticos se han declarado abiertamente otakus; el mejor ejemplo fue el ex primer ministro de Japón Taro Aso. Aún así, la palabra sigue siendo considerada como un insulto.
Akihabara

Sin embargo, el término otaku en el Perú y el resto del mundo se refiere específicamente a los fans de la animación japonesa y el manga. También se aplica para las otras actividades relacionadas al anime, como el cosplay, maids y algunos la utilizan también para doramas y música oriental, aunque personalmente creo que eso ya es otra variante.
Algunas personas admiten sin ningún tipo de problemas que son otakus, otros pese a ver animes lo niegan. Es necesario aclarar que la mayoría de otakus peruanos, gustan del anime o manga, y eso no significa que no puedan disfrutar del cine o la música occidental.

En Arenales, centro por excelencia de los otakus en Lima, también se acuñó una palabra despectiva “otakillo”. El término es utilizado para describir a aquellas personas cuyas vidas giran entorno al anime: por lo general casos extremos.

Algunas veces, no obstante, he escuchado que los otakus llaman otakillos a “aspirantes” de otaku y a aquellos cuyos conocimientos de anime se limitan a una que otra serie emblema: Dragon Ball, Saint Seiya, Naruto, Bleach, Death Note.

Pero, ¿qué piensas tú sobre los otakus? ¿Lo eres?...

martes, 23 de noviembre de 2010

La invasión de los ´otakus´

Esta información fue sacada del diario digital "la provincia", dejo en claro que no son mis opiniones...


DIEGO F. HERNÁNDEZ Una puerta abierta a la cultura japonesa, la que comenzó a forjarse a partir del grafismo nipón y el cómic europeo y norteamericano. Un arte longevo y centenario del que se han apropiado millones de jóvenes en todo el mundo, devotos de personajes, historias y todo su desarrollo paralelo a través de juegos, videojuegos y caracterizaciones, que desde hoy hasta el próximo domingo prevé reunir a miles de otakus, seguidores del manga y el anime, en las instalaciones de Infecar, con motivo de la celebración del Festival de Manga de Las Palmas 2010.


Más de 10.000 criaturas transformadas y tematizadas se esperan por Infecar como replicantes a la sombra de Naruto, de adoradores de clásicos de cabecera del género tipo Ghost in the Shell, de los personajes góticos de Death Note, o con estética steampunk, cual protagonista de películas que poco tienen que ver con el manga y el anime como Wild Wild West o La Liga de los Hombres Extraordinarios, en las que la fantasía y la ciencia ficción se entroncan con engendros mecánicos que generan energía mediante el vapor.


"El festival surge porque los amantes del manga no queremos que se produzca un vacío al no celebrarse este año el Salón del Manga", explicaba ayer Guillermo Cerezo, uno de los organizadores del Festival del Manga 2010 en medio de la vorágine del montaje de stands y resto de preparativos en el previo a la jornada inaugural de hoy jueves.


La fiebre del manga y el anime es cosa seria en Canarias. Como muestra, los ocho eventos que se han celebrado en las Islas en los últimos años. Cinco de estos encuentros se han proyectado en Gran Canaria desde que el Salón del Manga plantó su primera edición en Vecindario. "Aquello se nos hizo chico y estaba claro que existía un público que quería compartir esta afición", subraya Cerezo. El aforo de 1.000 personas en el Ateneo Municipal saltó por los aires. "Desde entonces el Salón del Manga ha celebrado otras dos ediciones con un éxito de público que esperamos repetir con la convocatoria en Infecar este fin de semana.


Este Festival, que abre sus puertas hoy a las 10.00 horas con actividades sin tregua hasta las 21.00 horas, es el paraíso de los otakus. Con producción de El Desván de Leprechaun y Otaku Island, el evento presenta una amplia oferta vinculada a la temática anime y otros subgéneros. Nueve tiendas especializadas en la cultura manga, clases magistrales de fotografía con Alby Martín; cómic con la dibujante Verónica González Ero*Pinku; y diseño gráfico a cargo de HerbieCans, artista en diseño y animación que ha trabajado en Japón y Corea, y que junto a los otros dos ofrecerán conferencias y presentarán las exposiciones que les brinda el Festival, concursos de videojuegos, karaoke, exhibiciones de artes marciales como kendo y aikido; y los concursos de cosplay, una singular competición donde el público se transforma con el disfraz que le venga en gana, para ejecutar una pieza teatral, hacer alguna coreografía acrobática o cantar; y papercraft, otro concurso de figuras de papel encoladas.


No faltan en este paraíso manga el llamado Duelo en la Isla Ganryu, que no es otra cosa que una lucha de espadas de gomaespuma, una espe-cie de duelo de esgrima; y otros guiños a la cultura japonesa tradicional, como son los talleres para conocer los grafismos del idioma nipón; la ceremonia del té, el Cha-no-yu, en la que se adiestra al público en los gestos, posturas y diálogos; el Shogi, una suerte de ajedrez oriental, el juego de mesa de los generales; el Mahjong, un híbrido entre un juego de cartas y fichas de dominó; además de técnicas clásicas del modelado y plegado del papel, como el origami, y juegos de estrategia del tipo Bang! o Triple Triad.

Tres días por delante para comprender un universo fascinante para su legión de seguidores, y donde está prohibido no entrar en situación.


Fuente: www.laprovincia.es

domingo, 21 de noviembre de 2010

Tribus urbanas en La Habana nocturna


Por Dalia Acosta

LA HABANA, nov (IPS) - Nace otra ciudad en las noches de los fines de semana. Rostros juveniles, tan extraños como comunes, la poseen y reinventan a través de las denominadas tribus urbanas, un fenómeno mundial que atraviesa también Cuba. Apacibles parques de día, grito vivo de gente al anochecer.
Unos 700 metros de la Calle G, una de las principales avenidas de La Habana, representa el lugar emblemático y de encuentro de estas redes informales. A decir del sociólogo francés Michel Maffesoli, se trata de grupos de entre 12 y 20 años que cubren las ciudades, recuperan las relaciones humanas y erigen sus normas propias.

En Cuba, el consumo cultural distingue a las principales tribus por su música: los rockeros, divididos en metaleros, punkis, nuevos metaleros, hippies y friques; los "emos", incondicionales del subgénero del rock emocional; los "mikis", volcados en la electroacústica, disco y trova; y los "reparteros", seguidores del reggaetón, hip hop, rap o timba.

"Toda tribu urbana tiene sus santuarios y sus tradiciones", asegura el escritor y rockero José Miguel Sánchez (Yoss) en la revista digital La Isla en Peso. Sin embargo, G, como le llaman comúnmente, acoge a todas como un gran trasiego para la diversidad, hasta para los que no abrazan una identidad específica.

"Realmente no hay muchas opciones para los jóvenes. Aquí te encuentras con millones de gente, que a lo mejor no tienen mucho que ver contigo, pero haces vida social", dijo a IPS Max, un joven trabajador de una empresa estatal de transporte, muy acomodado en un banco de la antigua Avenida de los Presidentes.

En el ámbito científico, pocas miradas han tocado este fenómeno social, surgido por la emergencia de identidades nuevas entre "una población joven y adolescente que necesita distinguirse", según la psicóloga Daybel Pañellas, profesora de la Universidad de La Habana, quien dirigió una investigación sobre la noche en la calle G.

Durante un espacio de debate promovido por la revista cubana Temas, Pañellas no compartió la clasificación de tribus para estos grupos, "en términos de una ideología sólida, que movilice un proyecto social particular", a excepción de los rockeros, grupo articulado desde finales de los años 60.

Alrededor de 2.000 jóvenes pululan las noches de viernes a domingo, y ya tienen sus espacios marcados: primero los rockeros, luego los reparteros y mikis y cierran los emos, que suelen despreciar los otros grupos por su tendencia a la melancolía y los sentimientos, tanto en mujeres como en hombres.

De acuerdo con el estudio académico, de más de 400 entrevistas, mikis, reparteros y emos se unen en esencia por preferencias estéticas, musicales y de entretenimiento. Mientras, la afición al rock acumula años de resistencia frente a la política oficial que durante años los consideró "desviados ideológicos" y "contrarrevolucionarios".

"Nos diferenciamos de todos los demás: en filosofía, vestuario, género musical, la forma de hablar y de comportarse ante la sociedad", precisó a IPS Alejandro, rockero y estudiante de electrónica de 17 años. Tenemos "una filosofía más calmada, menos conflictiva y más centrada en nosotros mismos", amplió.

Algunas de las principales ciudades cubanas también viven a diferente intensidad el fenómeno de las tribus urbanas: Matanzas, en occidente, Santa Clara, en el centro, y Holguín y Santiago de Cuba, al oriente del país.

En 2008 recaló en G una estética futurista, de cabellos lisos, negros, rubios o rojos, amoldados en un largo cerquillo que cubre la mitad del rostro y, en algunos casos, los dos ojos. En Cuba le llaman bistec a ese peinado, y pocas personas emo lo usan demasiado largo, a causa del caluroso clima tropical.

"Nos basamos en los sentimientos. Somos muy unidos y hacemos de la amistad una hermandad. Los varones emo son más mal vistos en la sociedad. Dicen que son flojitos (homosexuales), pero, para nada", detalló a IPS Lila, una emo de 18 años, sobre una de las posibles causas del rechazo hacia su grupo por tribus como los reparteros.

Esta cultura misantrópica y de autoflagelación de la Europa de la década de los 80, se matiza con la identidad cubana de "una persona alegre, optimista, un poco machista, conquistadora", según la psicóloga Yessabel Gómez Sera.

Gómez Sera, autora de la investigación "¿Cómo son los emos cubanos? Un estudio exploratorio con un grupo de adolescentes emos", realizada en 2009, explica que "no todos se cortan: sencillamente se arañan, y se percatan rápidamente que se puede ser emo sin necesidad de hacerlo".

Los mikis de Cuba se asemejan a los que en otros países se denominan fresas, pijos o "chetos". Según Ángel, que cursa la enseñanza media y se reconoce miki, su tribu se caracteriza por ser muy alegre, "pasarla bien" y tener "mucho proyecto de presente y de futuro". Lamenta que sean calificados de consumistas y superficiales.

De raíces más autóctonas, los reparteros surgieron con la timba, género rápido y violento dentro de la salsa que simbolizó la producción musical cubana de finales de los 90. Escuchan "ritmos bailables, contagiosos, pegajosos, ricos" y "están muy ligados a las modas", indicó a IPS un joven que no quiso dar su nombre.

Hace poco los reparteros llegaron a G. "Es cosa de gente humilde, que viven en barrios marginales, donde no hay tanta cultura", abundó, sobre un grupo estereotipado como violento y conflictivo.

Sin embargo, la agresividad simbólica o física centra a toda la diversidad de tribus en Cuba y se refleja en sus estéticas: reivindicadoras de la raza negra en los rastafaris, oscuras e imponentes de rockeros, irrevocablemente andrógina en los emos, sobresaliente para los reparteros, y a través del dibujo clandestino de los grafiteros(FIN/2010)

Fuente:  IPS ipsnoticias.net

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